sábado, octubre 04, 2008

Seis

Aprendo en ocasiones cuando debo mentir y esconderme detrás de una máscara, o de una sonrisa falsa. Por suerte, me di cuenta; aprendí a ser otra persona ajena a mi, sólo y únicamente en el escenario y ante un público. Ya no más dolor traspapelado en juegos de soledades, ni inventarse vidas que no tengo nunca más. Aprendí a ser yo misma en cada parpadeo, a interpretar a una Rocío, o una señorita ramonera, o una expulsada, o cualquier otro nombre durante noventa minutos y después presumir de mi sonrisa otra vez. De la mía!











Me siento como cuando pides un deseo a una pestaña y sabes que no se va a cumplir pero lo pides. Necesitas creer en algo y agarrarte fuerte a ello, y es que cada vez cuesta más creer en los demás, en algo más que no seas tú misma. Y me pregunto, si no puedo creer en nadie ¿qué me queda? E igual me puse a pensar sin llegar a ninguna conclusión. No es posible querer a la primera persona que me de un abrazo, no es posible. Y de hecho, creo que no quiero a X o a Y, sólo quiero abrazar, mirar, aportarle algo a alguien y ver que hay una voz dispuesta a decirme -No llores- me quiera o no, o “vamos a…” loquesea que no suponga una actividad individual… eso, pero podría ser cualquier voz. Por lo menos, encontré porqué me siento así: Hay muchas personas que me quieren pero nadie está conmigo.







Te regalo mis fotos preferidas
te comparto mi humana condición
te llevo más allá de límite y medida
me convierto en tu amiga, la mejor
http://es.youtube.com/watch?v=VALdZoKoRCg&feature=related