Y el tiempo éra un complice barato de sus mentiras, y su mirada, éra el pasaje a un mundo de fantasías.
El dejó de planear el futuro esperado, y se sostuvo de la mano de la furia olvidada.
La locura espiritual no demostraba su carisma, y frente a una sonrísa caída, dejó su tiranía.
Beso aquellos labios desconsolado, desconociendo el trauma enigmatico, termino dejándo todo a un costado.
Prefirio la mentira, y olvidó la verdad, y llego al principio de su triste final
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